“Estamos invirtiendo en automatizar procesos para dedicar más tiempo a solucionar los problemas de los clientes”
22/07/2024Mayte Gómez y José Alberto Velasco, gerentes de Velasco& Gómez
La Administración de Fincas Velasco&Gómez cumple este 2024 un cuarto de siglo de existencia; o dicho de otra manera, han pasado 25 años desde que abrieron la oficina de Noja (Avenida Santander 2 bajo) y 20 del local de Maliaño (Avenida Bilbao 55 A bajo), así que tiene una más que demostrada experiencia en el sector.
Sus fundadores son Mayte Gómez y José Alberto Velasco, testigos de cómo ha cambiado la forma de gestionar una comunidad de propietarios. El reto que se proponen ahora es invertir en automatizar procesos para dedicar más tiempo a solucionar los problemas de sus clientes, que, esos sí que no han variado ya que siguen existiendo humedades y atascos así como reparaciones y mantenimientos de todo tipo en las viviendas o pisos que administran. Si hay algo que ha cambiado o evolucionado en todo este tiempo en su ámbito profesional es la tecnología, lo que ha ido en detrimento de la cercanía y el trato más directo con el administrado.
Mayte pone de ejemplo el hecho de que cuando se fundó la empresa hace 25 años no había internet, ni wasap ni correo electrónico; a lo sumo, existía el fax como canal de comunicación con los clientes, “por lo que ahora se ha facilitado el procedimiento para informarles, pero la gente quiere seguir viniendo a la oficina a contarte su problema”.
También reconoce que no es lo mismo administrar una comunidad de propietarios de segundas residencias, como es el caso de Noja, que las que administra a través de la oficina de Maliaño, donde la gente vive todo el año. En este último caso, los problemas se resuelven prácticamente sobre la marcha, De alguna manera -dice Alberto- hay una percepción directa del servicio. “En cambio, en el primer caso, si el propietario no viene por ejemplo hasta el mes de abril, pues toca esperar a que se presente o gestionar la incidencia a distancia, con todo lo que ello conlleva”.
Es cierto como dice Mayte que hace 25 años había menos administradores que en la actualidad y que en muchos casos era el propio presidente de turno de la comunidad el que se encargaba de todo, lo que hoy día parece impensable si, por poner tan solo unos ejemplos, hay que pedir una subvención a una administración pública para renovar el tejado, instalar un ascensor o arreglar las fachadas, además de que como dice Alberto los requisitos para administrar o gestionar una comunidad son más exigentes. “Cada vez se parece más a una empresa, hay que cumplir con la protección de datos, prevención de riesgos laborales, disponer de firma digital para relacionarse con cualquier entidad pública, entre otras cosas”.
Mayte señala que otro de los problemas de su profesión “es la media de edad de los administradores, que es muy alta; prácticamente no hay relevo generacional, y además nos enfrentamos al desembarco de franquicias y fondos de inversión que compran carteras de clientes y monopolizan el mercado, lo que va en detrimento de ese concepto del que hablábamos antes de trato personal y cercanía”. Tal y como remata Alberto, “no es lo mismo un administrador que trabaja con 500 o 1.000 clientes que un fondo de inversión que gestiona 100.000, que pasan así a ser un numero”.
La pandemia, como a todo el mundo, también afectó a la profesión de administrador de fincas; en algunos casos -tal y como señala Mayte- “las medidas obligadas por la enfermedad como reuniones virtuales y el contacto telemático a la hora de solucionar los problemas fueron un adelanto, pero eso duró lo que duró y ahora abogamos por cambiar algunas contenidos de la ley de Propiedad Horizontal como poder organizar reuniones mixtas y no tener que hacer dos convocatorias”.
A pesar de la percepción que uno pueda tener de la profesión de administrador de fincas, todavía es una gran desconocida, especialmente entre los jóvenes. La propia Mayte recuerda en este sentido que hace tres o cuatro años unos compañeros a modo de experimento social preguntaron en la Universidad por la actividad o el trabajo del administrador de fincas y se llevaron la sorpresa de que los alumnos, universitarios, no conocían las funciones del mismo”.
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