Áureo Gómez Lorenzo, actor. “Mi epitafio podría ser: Aquí yace un imbécil integral, se acabó el vete y ven”
25/01/2023Paco España
En 2007, en la Semana de Cine de Aguilar de Campoo, Áureo Gómez protagonizó Un hombre tranquilo, cortometraje que ganó el primer premio del jurado, con un personaje opuesto a su propia personalidad. Se define como un imbécil integral y afirma que no ha dado un palo al agua en su vida, pero todos sabemos que el trabajo necesario para no trabajar es enorme y alguien que tiene la capacidad irónica para definirse como un imbécil, es de todo menos un imbécil. Es una persona que merece mucho la pena conocer y tratar, además de un gran artista de la fotografía.
Sobre sus orígenes nos dice: “Nací en Santander, en la calle General Dávila; de pequeño fui al colegio Anunciación, luego me llevaron a vivir a Tarazona, en Aragón, donde pasé toda mi juventud, por eso digo que soy medio aragonés; le tengo mucho cariño a ese pueblo, en el que tenemos la tradición del Cipotegato, que es mucho más importante, antiguo y con mucha más historia que la Tomatina de Buñol. Volví a Santander, al colegio Kostka y de ahí a las Instituto de las Llamas. De la mili, me libré a los tres meses. Me aburría mucho, fui al botiquín y dije que tenía problemas para dormir, me preguntaron si estaba deprimido y aunque les dije que no, que estaba agobiado, me licenciaron en una semana. Cuando llegue a casa y se lo dije a Goyo, mi padre me respondió, “Bueno, mientras no venga la Guardia Civil a buscarte a casa, no me expliques nada”.
Empecé en la Universidad pero ahí se me cruzó el teatro con la escuela de arte dramático en Cantabria, primero en Pedrueca, luego a la calle Vargas y después al Palacio de Festivales, en la que metía muchas horas. Una vez mi padre, me dijo, ¿tú chaval, qué estás estudiando? Nunca fue a verme al teatro, le daba como vergüenza, sin embargo mi madre Reme es como mi biógrafa, siempre que sale algo en la prensa me lo guarda”.
De su vida nos cuenta: “Yo soy amo de casa, fue un acuerdo con Amelia, llevamos 27 años casados y me sigue aguantando, no está mal. Yo tenía más tiempo libre que ella. Mis ocupaciones, escribir, estudiar, actuar, me dejaban tiempo para ocuparme de los niños y las cosas de casa y yo encantado, no lo hubiera cambiado por nada. Tenemos dos hijos, Samuel y Mateo, que son muy buenos estudiantes, salen a la madre.”
Sobre sus actividades artísticas nos relata: “Intento hacer siempre humor de temas complicados. En el año 2000 gané un concurso de relatos sobre violencia de género y con el dinero me compré mi primer ordenador portátil, pensaba que a partir de ese momento iba a escribir mucho, pero no, el portátil no venía con el texto, que lo tenía que escribir yo. Me contactó Pati Doménech, de Ábrego Teatro, y me pidió una adaptación al teatro de ese relato. Desde el 2002, que termine la adaptación titulada La última vez, se sigue representando con los mismos actores.
Ha estado en muchos lugares de España, y en todo Sudamérica. Fuimos con la obra a Casa de Vacas, en Madrid, con muchos casos de mujeres maltratadas y yo acojonado, pensando que aquello iba a ser la hecatombe porque estaba lleno de gente muy involucrada en el tema, pero se partieron de risa, salí que no cabía por la puerta de satisfacción. Escribí una comedia sobre el suicidio que se titulaba Me sobra la vida, que se movió muy poco en Cantabria; eran cuatro actores y como se paga tan poco por los cachés, se hacía inviable.
Otra fue El proyecto dédalo, una obra sobre la relación padre hijo y el abuso del alcohol, que funciono muy bien en los Institutos, con Fernando Madrazo, que es el artista cántabro con mayúsculas, aunque le jode mucho que diga estas cosas. Tiene una gran humildad a pesar de ser un actor bestial. Lleva haciendo teatro desde que se inventó en la época de Aristófanes o por ahí. Fernando y yo estamos trabajando en un proyecto de educación responsable para el Centro Botín, El mago de las palabras. Estoy encantado porque nos dan toda la libertad, un apoyo total, con mucho margen y se fían absolutamente de nosotros. Llevamos trabajando con ellos como 12 años, igual nos lo hemos ido ganando.
Un tema recurrente que suelo utilizar cuando escribo es las cacas de perros en las aceras, una forma de actuar de sus dueños que representa, para mí, la auténtica decadencia moral de la sociedad Me considero un actor justito, no me importa actuar pero cada vez lo paso peor y lo disfruto menos. Cuando actúo ante la cámara es mucha responsabilidad porque eso va a quedar para siempre. En teatro no pasa, si lo haces mal la gente se va a olvidar. Se tiende a pensar que la cultura es gratis. Si se enteran que nos lo pasamos bien, nos cobrarían por trabajar. Los artistas vivimos de nuestro arte, es nuestra forma de vida. Sandro Cordero, director de teatro, nos dijo un día: “A vosotros no os pagan por subiros a un escenario, os pagan por hacer cosas que el resto de la gente no se atreve a hacer”.
Con la fotografía no gano nada, algún compañero me quiere pagar por las fotos, porque dice que hago fotografías mejores que mucha gente que se dedica a ello profesionalmente, posiblemente ser actor influya. Estoy empezando a hacer fotos de danza y me dicen que son muy buenas. En el futuro espero seguir como hasta ahora y colaborar en lo que pueda”.
“En el año 2000 gané un concurso de relatos sobre violencia de género y con el dinero me compré mi primer ordenador portátil”
“Se tiende a pensar que la cultura es gratis. Si se enteran que nos lo pasamos bien, nos cobrarían por trabajar”
“Ahora estoy trabajando con Fernando Madrazo en un proyecto de educación responsable para el Centro Botín, El mago de las palabras”